Voy a sentarme en esta esquinita del día para ver el mundo girar,
tal vez en una de tantas vueltas habré de verla pasar,
con la misma esencia de mujer pero con otro vestido;
uno que brille más, que haga juego con tus ojos; en el peor de los casos con los míos.
He de ser feliz como los tontos, como el ignorante;
hagamos como que no pasa nada y que esta ausencia tan solo dura un instante.
- Mira lo que ha escrito Carlos en su ventana (le comentaba su madre a Marta):
¿Por qué se habrá tomado tantas molestias el destino en entretejer nuestros caminos?
¿Y la sombra del árbol en refrescarnos las ganas?
¿Es que acaso a Dios le hace gracia esta pena que me consume?
¿Dejarme ver tus ojos y después esperar que mire para otro lado?
¿Se habrá vuelto loco el mundo? ¿Será qué de desconocer gente es que se trata la vida?
Contemplame María, enfermo de esperanza y de realidad, ya sólo me queda pedirte una cosa:
Un beso!
No un beso de amor.
¡Uno por compasión!
¿Por qué se habrá tomado tantas molestias el destino en entretejer nuestros caminos?
¿Y la sombra del árbol en refrescarnos las ganas?
¿Es que acaso a Dios le hace gracia esta pena que me consume?
¿Dejarme ver tus ojos y después esperar que mire para otro lado?
¿Se habrá vuelto loco el mundo? ¿Será qué de desconocer gente es que se trata la vida?
Contemplame María, enfermo de esperanza y de realidad, ya sólo me queda pedirte una cosa:
Un beso!
No un beso de amor.
¡Uno por compasión!