miércoles, 20 de febrero de 2013


Mírame a los ojos una vez antes de que me vaya al fondo del río y no quiera salir jamás.

A mí, que he sido todas las personas y ninguna en especial; he sido el bueno, el malo, el amoroso, el inestable, inocente, perverso, odiado; incluso un par de veces hasta podría asegurar que fui amado.

Mira como me lleva la pesadez del mundo hasta el fondo de estas aguas, mira como quedo dormido para siempre, solo, como es la costumbre. Únicamente traigo conmigo una canción y dos poemas (muchas veces son lo mismo), me harán sentir que algo valió la pena.

Me cansé de rezarle a un árbol (“el más dañino de todos”) y el mundo me castigará por eso.  Ahora sé que nadie contará esta historia, pues es normal, todos sin excepción, cargamos un universo en el pecho; simplemente hemos sido adiestrados para no hablar de ello. Yo culpo al árbol, un híbrido de contratos y restricciones cuando “intentamos ser naturales, como el amor”.

Cuando me vayas a pensar, imagíname frío y azul, como el horizonte por la mañana. Piénsame como un soplo débil a la altura del cuello, como un hilo de sangre interrumpido por una lágrima. Dibújame triste y disimulado por una multitud de peces multicolores (la gente); imagíname como esperando, mejor dicho, como esperándote.

No te confundas, no le llames suicidio; es muerte natural, “la más romántica de todas”, la que cualquier poeta desearía para el final de su paso por este escenario, “morir de amor”… La vida es un redoble de tambores que terminará cuando me vaya hasta el fondo del río.

 

 

 
Ella arrastra consigo el peso de un desamor, su corazón es un trozo de papel arrugado por la incertidumbre de la mañana. Respirar es cada vez más difícil, su corazón se le escapa por la garganta, como tratando de salir en la búsqueda de su amado.

Esa pobre mujer ya no se distrae con nada, todo son voces distorsionadas, todo lo que no venga de él lo tomará como ruido, es inútil tratar de aterrizarla, pues vive entre zozobras y la culpas.

Cree que la distancia aliviará su penar, cree que la montaña podrá disimular su desencanto; no podría estar más equivocada. Ya se han amado, han sido uno, sus almas se extrañarán eternamente, su buscarán entre la gente y más tarde se marcharán plagados de decepción.

Nunca pensó que su beso sería imborrable, adictivo, necesario; tan dulce y peligroso; tanto que ahora es vital como el café, como el aire, como su mirada!

Ella nunca se perdonará la irresponsabilidad de no haber hecho nada por ellos, la falacia de que un día estarían juntos le ha pasado factura y sus labios habrán de pagar las consecuencias.

Yo nunca le perdonaré la irresponsabilidad de dejar todo en las manos de Dios, y no hacer nunca nada por ellos.

sábado, 16 de febrero de 2013


…entonces pude sentir como bajaba la temperatura, en especial
la de tus labios.

La mañana lleva un vestido gris y una corona de sol la cima de la montaña.

Aléjate y verás mi alma a la deriva, mi corazón como una cometa anclada a un delgadito hilo de ilusión!

Desaparece y escucharás mi historia; la de un loco que se enamoró del aire, que te buscaba en todas partes, un poeta extraviado entre la noche y tus promesas!

Llévate el camino y tu sombra; tu aroma y tus caderas…

......no vaya ser que te encuentre!

lunes, 4 de febrero de 2013

Una noche de insomnio


…uno aprende a tomarle el gusto a las noches de insomnio, a estirar las horas para pensarte desnuda en el ocaso de mis fantasías.

Es como tener una fila de recuerdos rodeando el abismo de mi cama enorme; memorias que le rezan a mi subconsciente para no extinguirse jamás, implorando ser vividas cada vez que cierro mis ojos.

He parido un amor que se alimenta de los desvelos y las angustias, de tu ausencia y de la imposibilidad de encontrarnos en la ridiculez de lo correcto.
A esa pasión, engendro de mi locura; la voy a celebrar cuando el sol desaparezca en el mar anaranjado, cuando me camufle entre la caprichosa luz de esta luna guanacasteca.

¡Dulce oscuridad, no dejes que el sueño simple y tranquilo de los mortales me quite el placer de una noche de insomnio!