viernes, 13 de diciembre de 2013

Luz matutina, escenario de mil comienzos;
Luz de la mañana, ruidosa victoria, el sol y la vida triunfantes sobre la muerte y la luna.

Cálido esplendor, aguja que revienta la burbuja en la que se mecen mis sueños, mientras ansioso gime el domingo, y así todos los días de la semana, con sones y colores distintos… pero casados con la misma rutina.

Acosador bienestar que no respeta mis penas, las evapora y oculta entre las escasas nubes de un cielo en exceso azul claro.

Odiosos despertares los que tiene diciembre, tan hermosos que me obligan a sonreír durante todo el día, tan bellos e inmaculados que disimulan la ausencia de Dios e incluso a las malas personas que juegan a ocupar su lugar!

viernes, 23 de agosto de 2013

Son confusos los atardeceres en agosto;
entretejidos de lo vivo y lo muerto
de los que vienen y se van.
Aguaceros que apagan el sol de vez en cuando.
Armoniosos y llenos de vos, de tu esencia.
Ventanas en las que veo morir el presente,
y me preparo para verte parir un destino inmaculado.
Son confusos los atardeceres en agosto, monocromáticos.
Mezcla absurda de paz y momentos inflados nada, sol...
o de tiempo.
Inciertos y húmedos…
Muy similares a las tardes de setiembre.

Me encanta cuando me amas sin decir palabra alguna

Me encanta cuando me amas sin decir palabra alguna,
cuando en movimientos circulares tu cadera va creando torbellinos,
alocados arrebatos de placer que revolotean maliciosamente
por todo mi cuerpo y finalmente se escapan por mi boca,
es el amor disfrazado de jadeos y suspiros.

Me encanta cuando me amas sin decir palabra alguna,
verte sonreír con los ojos cerrados. Preciosa ofrenda
de labios húmed...os y el eco opaco de dos cuerpos
desnudos que han cedido ante el clamor de las circunstancias.
Balance perfecto entre el placer de lo celestial y la bondad mis pecados.

Me encanta cuando me amas sin decir palabra alguna,
Sentir tus manos ancladas a mi pecho tan dispuestas
a llevarme contigo en este viaje de aromas y texturas.
Un mundo de dos; sin apuro, sin culpas y sin Dios!
Refugiados en la ternura de un orgasmo!
...por un momento desearía ser parte de ese colectivo sin rostro que goza del efecto placebo de la luz; poder así descargar la mayoría de culpas y aflicciones en seres imaginarios y dicotómicos.

Me gustaría alivianar esta carga cerrando mis ojos al pie de un trozo de madera bien clavada, o en Al-borak subir al cielo para encontrar la sabiduría eterna. Hallar en la panza de un calvo sonriente la clave para cambiar mi suerte; para ser feliz.

Repetir como un conjuro mágico lo mismo todas las noches y echarme a domir tranquilamente mientras alguien se encarga de todo....

!Que se alejen de mí la lógica, la ciencia y el sentido común!
(enemigos de la fe)

Así hablaba Carlos un viernes por la tarde, mientras María bailaba para sí misma al lado soleado de su ventana.

domingo, 28 de julio de 2013

El Clima

La miró a los ojos y en ese momento comprendió lo inoportunas que eran sus palabras de amor; ella no las necesitaba.

¿Y cómo no habría de sentirse inútil? ¿Ahora de qué iban a hablar? ¿Del clima? No sabía hacer nada más que quererla y en papeles escribir historias mágicas en las que sus manos fusionadas caminaban por un mundo pequeño y sencillo; de fugas pueriles paridas en la estrechez de su ventana.

Difícil se le hacía caminar hasta su casa entre el innegable el coqueteo de esos centenarios árboles de ramas robustas y acogedoras, tanto que alucinaba su ruta de escape sobre aquellos frondosos y maternales brazos de madera. Cerraba sus ojos e iniciaba todo con un suspiro. Se veía ligero y feliz corriendo hacia el final de esa improvisada pista de despegue; tranquilo, sabiendo que la soga en su cuello sería el límite entre aquel éxtasis de libertad y la triste realidad que anida el suelo que todos pisan.

¿Y cómo no habría de sentirse inútil? Condenado a mirarla a los ojos para hablar de clima!
 

miércoles, 26 de junio de 2013

Estimado Dios

En uno de esos poco frecuentes ataques de cordura se le veía muy concentrado a Carlos redactando una carta para nadie (las cuales ya se contaban por cientos). Esta, en especial decía algo así:

Estimado Dios;
Señor Sordo-poderoso

Hace muchas noches ya que veo como las horas se juntan y se descomponen en montoncitos de de minutos largos y perezosos. Noches en las que todos los sonidos se exageran al punto que he mandado a callar hasta al mismo silencio de esta humilde habitación; incluso la respiración de los ausentes es excusa para comenzar esta cuasi mortal lucha anti gravitacional de mis párpados cansados.

Es esto, al mismo tiempo, materia prima y justificación de todos esos debates filosóficos, en dónde soy dueño absoluto de la razón, mas no de la verdad. Comparo mis ratos (noches) de insomnio con gigantes cristales que magnifican hasta el punto de la exageración cada uno de los detalles, que quizá para el resto de los mortales pasen desapercibidos, pero que para mí son puntas afiladas que acribillan cada rincón de la conciencia. ¿Quién puede dormir habiendo tanto en qué pensar?

Soñar es para los abstractos y le hace mucho daño al corazón. De esto puede dar fe este humilde servidor. Que un día fantaseó con uno de sus ángeles; éste quien se enamorara de la divinidad inmaculada de uno de esos seres de luz que caminan entre nosotros, pero pertenecen a otro universo. De esos que te hacen miserable para el resto de tus días; pues, ellos tienen alas y viven conforme a su voluntad. Que te pueden elevar hasta un paraíso lejano donde no llegan las miradas débiles de los demás; donde se puede saborear cual manjar hasta el más ínfimo suspiro y cada beso es un orgasmo.

¿Cómo es que un ser divino te condena a la oscuridad de la noche? Mi imagen ha abandonado cada espejo de esta casa; a ratos me conformo con ver mi silueta recostada  a la fría pared de concreto hija de mi cuarto, que por instantes arrulla a mi jorobada sombra también ávida de descanso.

Es ingrata la mañana que desnuda este triste padecer, pues son mis ojos fiel reflejo de lo crudo de su ausencia. De madrugadas atrapadas en el recuerdo de un efímero viaje  hacia los brazos de la muerte, que me endulza y acaricia cuando el sol se cambia de traje.

Mientras tanto, sigo tratando de entender ¿cómo hace la gente para dormir habiendo tanto en que pensar?


domingo, 2 de junio de 2013

" La vida es un regalo sin forma que nos obligan a celebrar.
De caminos sin norte y
predecible final".
 

domingo, 19 de mayo de 2013

Y el ángel sueña con una pequeña parte de la devoción que él le tiene a su amada…

Se había resignado a verla pasar cada tarde, sola, sin más compañía que la de su sombra aplastada contra el concreto sucio de la acera. Sus ojos negros (los de ella) parecían buscar a alguien entre el bochorno de la tarde; Carlos sabe que no es a él.

Sufre de un acoso tácito en el interior de su cabeza; cada vez que cierra sus ojos, no importa cuán breve sea el instante, ahí está su nombre estampado en cada árbol, en todos los paisajes, en cada uno de sus universos.

Pobre hombre, sin más Dios que esa hermosa mujer de ojos profundos, cuerpo esbelto y una piel de lácteos matices, a su vez, transparente como la ventana de Carlos. Comprendió que al cielo no se llega con arena en los bolsillos ni buenas intenciones.

Es su perfume una bendición en ese cuerpo intoxicado por el millón de ilusiones enfermas de distancia y futuro. Una droga que lo eleva por encima de su injusta realidad, donde tal vez sus miradas puedan ser libres como el viento y correr ligeras a su encuentro.

Ya son las seis de la tarde y Carlos, molesto, se oculta tras la gruesa cortina (lo mismo hizo el sol). De todos modos ya María encontró a quien buscaba. El problema es que tal vez pudo a ser él; ahora nunca lo sabrá.

sábado, 6 de abril de 2013

Existe un loco que…
en un acto de completa devoción hizo un fuego en una caracola gigante,
puso en él su guitarra y cada uno de sus poemas; un alma en su máxima expresión.

Al viento juvenil que sube y baja la cordillera le encargó llevarle cada una de sus plegarias;

toda su pena llegaría hasta el Caribe donde la brisa del mar habrá de contarle todo como un suave murmullo para que el resto nunca se entere de su agonía, solo su amada.

Él sabe que no funcionará, que ella jamás podrá sentir, ni siquiera imaginar la crueldad de su ausencia. Sin embargo, lo hace; al igual que el pobre le reza a Dios con la humana sospecha de que Dios ha muerto, murió de soledad; lo mató la razón.

Este mártir de sus convicciones la espera, con la lealtad de un can, sentado al pie de una ventana azul y de madera astillada, la ha hecho suya, la eternizó a las cinco de la tarde, su hora preferida.

Con el pasar de las horas abraza cada vez más su locura, ¿cómo culparlo? en su historia ellos son un uno, ella la corresponde cada sonrisa con un suspiro mientras su pie desnudo juega a hacer círculos en la tierra mojada y la lluvia cálida ajusta su vestido a la sensual silueta de sus pechos perfectos.

En su mundo el cielo de la noche es la continuación de su cabello oscuro y la luna nueva un fiel reflejo de sus ojos de carbón. Todas las flores llevan su aroma y sus lágrimas bañan las plantas de madrugada cual rocío.

…de ese ritual sólo quedan las cenizas y su esperanza intacta que parece no se apagará ¡jamás!

La montaña y el sol


Fruto del morbo juguetón de dos almas en pena se hincha la montaña,
corazón de sus fluidos, cálido lugar sin sombra donde anida el sol.
Sin la venia de la estrella se madura la mañana con un amargo sabor a distancia.
Por la culpa de un beso que fue negado yace inmóvil su cuerpo sepultado con
todo y la ilusión, es la tumba del ingenuo que creyó en el vuelo sin rumbo del
cuyeo. Aquel que se oculta en la penumbra de dos pechos florecidos en una noche
de luna nueva.
Muchas ganas y pocos intentos lloran hoy el santo lecho de tu vagina hecha verso.
Sólo ellas, la tristeza y la indiferencia, celebran una ingrata victoria; entre el verdor pueril de la montaña; casita del sol, luz para el pueblo.
Ella con Dios y mentiras…
                          Él con ciencia y sin fe.
El sol arriba y la montaña abajo.

lunes, 4 de marzo de 2013

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Existe un loco que…
en un acto de completa devoción hizo un fuego en una caracola gigante,
puso en él su guitarra y cada uno de sus poemas; un alma en su máxima expresión.

Al viento juvenil que sube y baja la cordillera le encargó llevarle cada una de sus plegarias;
toda su pena llegaría hasta el Caribe donde la brisa del mar habrá de contarle todo como un suave murmullo para que el resto nunca se entere de su agonía, solo su amada.

Él sabe que no funcionará, que ella jamás podrá sentir, ni siquiera imaginar la crueldad de su ausencia. Sin embargo, lo hace; al igual que el pobre le reza a Dios con la humana sospecha de que Dios ha muerto, murió de soledad; lo mató la razón.

Este mártir de sus convicciones la espera, con la lealtad de un can, sentado al pie de una ventana azul y de madera astillada, la ha hecho suya, la eternizó a las cinco de la tarde, su hora preferida.

Con el pasar de las horas abraza cada vez más su locura, ¿cómo culparlo? en su historia ellos son un uno, ella la corresponde cada sonrisa con un suspiro mientras su pie desnudo juega a hacer círculos en la tierra mojada y la lluvia cálida ajusta su vestido a la sensual silueta de sus pechos perfectos.

En su mundo el cielo de la noche es la continuación de su cabello oscuro y la luna nueva un fiel reflejo de sus ojos de carbón. Todas las flores llevan su aroma y sus lágrimas bañan las plantas de madrugada cual rocío.

…de ese ritual sólo quedan las cenizas y su esperanza intacta que parece no se apagará ¡jamás!

miércoles, 20 de febrero de 2013


Mírame a los ojos una vez antes de que me vaya al fondo del río y no quiera salir jamás.

A mí, que he sido todas las personas y ninguna en especial; he sido el bueno, el malo, el amoroso, el inestable, inocente, perverso, odiado; incluso un par de veces hasta podría asegurar que fui amado.

Mira como me lleva la pesadez del mundo hasta el fondo de estas aguas, mira como quedo dormido para siempre, solo, como es la costumbre. Únicamente traigo conmigo una canción y dos poemas (muchas veces son lo mismo), me harán sentir que algo valió la pena.

Me cansé de rezarle a un árbol (“el más dañino de todos”) y el mundo me castigará por eso.  Ahora sé que nadie contará esta historia, pues es normal, todos sin excepción, cargamos un universo en el pecho; simplemente hemos sido adiestrados para no hablar de ello. Yo culpo al árbol, un híbrido de contratos y restricciones cuando “intentamos ser naturales, como el amor”.

Cuando me vayas a pensar, imagíname frío y azul, como el horizonte por la mañana. Piénsame como un soplo débil a la altura del cuello, como un hilo de sangre interrumpido por una lágrima. Dibújame triste y disimulado por una multitud de peces multicolores (la gente); imagíname como esperando, mejor dicho, como esperándote.

No te confundas, no le llames suicidio; es muerte natural, “la más romántica de todas”, la que cualquier poeta desearía para el final de su paso por este escenario, “morir de amor”… La vida es un redoble de tambores que terminará cuando me vaya hasta el fondo del río.

 

 

 
Ella arrastra consigo el peso de un desamor, su corazón es un trozo de papel arrugado por la incertidumbre de la mañana. Respirar es cada vez más difícil, su corazón se le escapa por la garganta, como tratando de salir en la búsqueda de su amado.

Esa pobre mujer ya no se distrae con nada, todo son voces distorsionadas, todo lo que no venga de él lo tomará como ruido, es inútil tratar de aterrizarla, pues vive entre zozobras y la culpas.

Cree que la distancia aliviará su penar, cree que la montaña podrá disimular su desencanto; no podría estar más equivocada. Ya se han amado, han sido uno, sus almas se extrañarán eternamente, su buscarán entre la gente y más tarde se marcharán plagados de decepción.

Nunca pensó que su beso sería imborrable, adictivo, necesario; tan dulce y peligroso; tanto que ahora es vital como el café, como el aire, como su mirada!

Ella nunca se perdonará la irresponsabilidad de no haber hecho nada por ellos, la falacia de que un día estarían juntos le ha pasado factura y sus labios habrán de pagar las consecuencias.

Yo nunca le perdonaré la irresponsabilidad de dejar todo en las manos de Dios, y no hacer nunca nada por ellos.

sábado, 16 de febrero de 2013


…entonces pude sentir como bajaba la temperatura, en especial
la de tus labios.

La mañana lleva un vestido gris y una corona de sol la cima de la montaña.

Aléjate y verás mi alma a la deriva, mi corazón como una cometa anclada a un delgadito hilo de ilusión!

Desaparece y escucharás mi historia; la de un loco que se enamoró del aire, que te buscaba en todas partes, un poeta extraviado entre la noche y tus promesas!

Llévate el camino y tu sombra; tu aroma y tus caderas…

......no vaya ser que te encuentre!

lunes, 4 de febrero de 2013

Una noche de insomnio


…uno aprende a tomarle el gusto a las noches de insomnio, a estirar las horas para pensarte desnuda en el ocaso de mis fantasías.

Es como tener una fila de recuerdos rodeando el abismo de mi cama enorme; memorias que le rezan a mi subconsciente para no extinguirse jamás, implorando ser vividas cada vez que cierro mis ojos.

He parido un amor que se alimenta de los desvelos y las angustias, de tu ausencia y de la imposibilidad de encontrarnos en la ridiculez de lo correcto.
A esa pasión, engendro de mi locura; la voy a celebrar cuando el sol desaparezca en el mar anaranjado, cuando me camufle entre la caprichosa luz de esta luna guanacasteca.

¡Dulce oscuridad, no dejes que el sueño simple y tranquilo de los mortales me quite el placer de una noche de insomnio!