Nunca había podido comprender
porqué la princesa se torturaba todas las noches.
En la soledad de su habitación se
aferraba a esa fotografía; tanto, que se me hacía fácil juzgarla.
Recuerdo que un par de veces le
llamé loca, rara, aparte…al menos creo que por lo pensé.
¿Cómo puede alguien alimentar el
alma con el dolor y la indiferencia, de un ser que parece
jamás se cruzara en su camino?
Tan triste saber que sus ojos no
la miran; es como si no existiera para él. Pero aún, no entiendo cómo no es que
no nota sus palabras, cómo esquiva sus miradas y toda esa angustia que lo
rodea.
A él lo ha elegido como creador
de su universo, y es él mismo quien se lo destruye.
Ahora, se me hace fácil comprenderla.
Hasta que le pasa a uno, es que se logra transformar la realidad, y se puede
incluso llegar a sentir lástima de los demás; la mayoría jamás podrá saborear
un desamor tan intensamente.
He podido convertir sus ojos
negros en lo más vital de mis días; al igual que ella me torturan todas las
noches, y me duermo pensando en un beso que jamás regresará.
Y pensar que la juzgaba…
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