domingo, 2 de diciembre de 2012


Nunca había podido comprender porqué la princesa se torturaba todas las noches.

En la soledad de su habitación se aferraba a esa fotografía; tanto, que se me hacía fácil juzgarla.

Recuerdo que un par de veces le llamé loca, rara, aparte…al menos creo que por lo pensé.

¿Cómo puede alguien alimentar el alma con el dolor y la indiferencia, de un ser que parece

jamás se cruzara en su camino?

Tan triste saber que sus ojos no la miran; es como si no existiera para él. Pero aún, no entiendo cómo no es que no nota sus palabras, cómo esquiva sus miradas y toda esa angustia que lo rodea.

A él lo ha elegido como creador de su universo, y es él mismo quien se lo destruye.

Ahora, se me hace fácil comprenderla. Hasta que le pasa a uno, es que se logra transformar la realidad, y se puede incluso llegar a sentir lástima de los demás; la mayoría jamás podrá saborear un desamor tan intensamente.

He podido convertir sus ojos negros en lo más vital de mis días; al igual que ella me torturan todas las noches, y me duermo pensando en un beso que jamás regresará.

Y pensar que la juzgaba…

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