viernes, 17 de agosto de 2012


Cuando la primera lluvia de abril llegue necesito que bajes la voz,
te desnudes y te dejes llevar por el arrullo de las gotas aruñando la ventana.
Necesito verte rezar, llorar; para poder pecar después...
Vamos escondernos detrás del deseo, dejemos que el amor haga de las suyas,
y alegaremos demencia cuando todo pase.

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